Iconografía

Para conocer el sentido de los iconos

La palabra «icono», tomada del griego, significa «imagen, retrato». Sin embargo, se llama «iconos» principalmente a las imágenes sagradas y no a las imágenes religiosas. Es necesario conocer la distinción entre imagen sagrada e imagen religiosa.

La primera representa la realidad del Reino que no es de este mundo, tal y como nos enseña la Iglesia. La segunda representa, según la visión personal de un artista, la realidad de nuestro mundo terrestre, sensible y emocional…

El icono no es una simple imagen, ni una decoración o una ilustración de las Santas Escrituras. Es mucho más: es un objeto de culto que forma parte integrante de la Liturgia. Es casi un sacramento en cuyo rito de consagración la Iglesia pide a Dios que haga descender sobre él la gracia del Espíritu Santo y, a la vez, le confiere la fuerza milagrosa, por ejemplo, de curar las enfermedades.

«Dios que no tiene cuerpo ni forma, antiguamente no era representado. Pero ahora que ha venido en la carne y que ha vivido entre los hombres, en el icono representa el aspecto visible de Dios» (San Juan Damasceno) Esta veneración que se rinde al icono cuando se le abraza, se le ofrecen cirios, al incensarlo durante el culto, al signarse ante él, no se dirige al icono en sí –no nos cansaremos de repetirlo-, sino a la realidad que él significa y que está allí directamente representada. Del libro «El icono o la mirada de Dios», Ed. Framonpaz 1995

Tradicionalmente, en los hogares del oriente cristiano, se dedica un espacio muy especial a los iconos. Es “El rincón de la hermosura”. Se trata de un lugar de la casa que preside la vida familiar en la oración y la transmisión de la fe. Los esposos reciben el día de su matrimonio el icono que presidirá la vida de la familia. Posteriormente, cada hijo recibirá de sus padrinos, el icono de su santo o que tenga una especial significación para él, que le acompañará a lo largo de toda su vida. Del mismo modo los novios aportan cada uno su icono personal. En este lugar de la casa será donde la familia se reúne para orar, para transmitir la fe a los hijos, explicándoles la Palabra de Dios a partir de los iconos. En ocasiones es un lugar recogido; en otras, un lugar transitado de la casa, precisamente para facilitar el recuerdo de Dios y de su presencia en la vida cotidiana.